sábado, 30 de abril de 2011

El cuadro, de Mercedes Salisachs

Juan Manuel de Prada acaba de presentar en Madrid —por petición expresa de la autora— la última novela de Mercedes Salisachs. De él son estas palabras: «su escritura, desdeñosa de las modas, despreocupada de halagar el gusto contemporáneo, parece acogerse a la enseñanza de aquel personaje del romancero: “Yo no digo mi canción / sino a quien conmigo va”». En esta breve historia, Elena, es una joven que sobrevive a un huracán y queda huérfana. Del desastre sólo se salvan «un cuadro pequeño, un reloj de pared tumbado y varios objetos sin importancia». Elena toma el cuadro y marcha a otra ciudad. Bonita y atractiva, una amiga le ofrece un trabajo bien remunerado, pero degradante. Cuando se queda embarazada, decide tener el hijo y dar un nuevo rumbo a su existencia. Su hijo, Manuel, y el cuadro, son los protagonistas de la novela. Siempre que Manuel pregunta por su padre, Elena le dice que es el hombre del cuadro. El niño habla con él y él le contesta y le anima a buscarle: «Si me buscas me encontrarás» le dice. Así, poco a poco, la gozosa presencia del padre va llenando el relato a medida que avanza la búsqueda del niño protagonista, ese niño que somos todos, en esa búsqueda que también es la nuestra. Novela llena de alegría, de ternura, de comprensión, de amistad solidaridad, en la que Salisachs nos revela, como dice Juan Manuel de Prada, «la canción que la mantiene jubilosa y llena de brío».

sábado, 23 de abril de 2011

Cruzando el umbral de la esperanza, de Juan Pablo II

Dada la inminente beatificación de Juan Pablo II, no me resisto a recomendar otro de sus libros. Éste es peculiar. En octubre de 1993 se cumplían 15 años de su pontificado. Con ese motivo la RAI propuso hacerle una entrevista televisada. Para ello eligió a Vittorio Messori, conocido informador religioso y autor de la difundida entrevista al entonces cardenal Ratzinger titulada Informe sobre la fe. Por la apretada agenda del Pontífice ese año, la entrevista no se pudo llevar a cabo. Pero el papa contestó por escrito, y él mismo puso el título sobre la carpeta que contenía el texto. Messori no duda en adoptar el papel de «provocador» o «acicate» y realiza al Papa esas preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez: Si existe Dios, ¿por qué se esconde? Si es amor, ¿por qué hay tanto mal? ¿por qué tantas religiones? ¿sólo Roma tiene razón? o, los jóvenes, ¿realmente una esperanza? En las respuestas, el lector encontrará una singular combinación de confidencia personal, reflexión y exhortación espirituales, meditación mística, retazos del pasado o del futuro, etc. En fin, un buen libro para recordar a este protagonista, no sólo de la Historia de la Iglesia, sino de la Historia de la Humanidad.

viernes, 15 de abril de 2011

El hada carabina, de Daniel Pennac

Cuando Daniel Pennac empezó a escribir La fée Carabine (El hada Carabina), se dijo: «Voy a divertirme dando vuelta a los estereotipos; y no a uno, sino a todos de manera sistemática». Y logró crear una gran novela —premiada en varias ocasiones— en la cual, además de la intriga, brillan la ternura, la profundidad psicológica, el sentido del humor y la denuncia social. La trama se centra en una serie de asesinatos de ancianas que tienen lugar en el barrio parisino de Belleville, precisamente el barrio donde vive el inspector Benjamin Malaussène con su variopinta familia. En ese barrio, las ancianas plantan cara a los jovencitos, los abueletes se drogan instigados por una misteriosa enfermera, y los comisarios enseñan a robar… A todo ello habrá de hacer frente Malaussène protagonista de otras novelas de la serie. Entretenida y original, con el ambiente sórdido e inmoral típico de estas novelas, Pennac nos muestra otro estilo de hacer novela policíaca, que gusta a muchos, aunque a otros deja indiferente. Para amantes del género.

sábado, 9 de abril de 2011

El país de los ciegos, de H.G.Wells

No hace mucho, en un artículo, Juan Manuel de Prada se refería a esta historia para comentar un tema de actualidad. Decía así: «En esta obra (The Country of the blindsWells nos ofrece una parábola muy aleccionadora sobre la naturaleza humana. Un expedicionario descubre, en la región más inhóspita de los Andes, un valle poblado de indios que han permanecido, desde tiempos inmemoriales, aislados del resto del mundo. Todos los pobladores del lugar son ciegos: los niños son alumbrados con una ceguera congénita; los ancianos que todavía gozaban del don de la vista hace mucho que murieron; y nadie en el lugar sabe que esos órganos inútiles que se esconden debajo de la frente sirvieron en otro tiempo para distinguir la luz y los colores. El protagonista del relato recuerda el adagio —«En el país de los ciegos, el tuerto es el rey»— y decide quedarse en el lugar, seguro de que no tardará en erigirse en gobernante de aquellos infortunados indios; pero pronto se verá envuelto en turbias maquinaciones, hasta convertirse en un apestado. Y a la postre aceptará, con horror y angustia, que si desea permanecer en el país de los ciegos, si desea que no lo tomen por un disminuido con la cabeza atestada de desquiciadas fantasías, deberá dejarse arrancar los ojos; mutilación que, por supuesto, los pobladores del lugar perpetrarán de mil amores». Piensa si no te habrás dejado tú también arrancar los ojos.

sábado, 2 de abril de 2011

El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger

«Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso».
Así comienza The Catcher in the Rye, literalmente «el que agarra entre el centeno», una novela escrita por un estrafalario y genial escritor americano: Jerome David Salinger. Es la historia de un joven que quiere saltarse todas las normas, que se ríe de todo, perdido en un mundo de campos de centeno bordeados por un precipicio, donde, sin embargo, hay pocos «que agarran» (el «catcher» es una posición de jugador de béisbol, el receptor, el que agarra). Sirve para contar qué es la transgresión, pero también qué es la ternura, y cómo la transgresión y la ternura pueden viajar juntas. No es un libro sencillo: hay que saber leer entre líneas. Y no es para niños, por mucho que en Estados Unidos se lea en la escuela. Es la historia del paso a la madurez.